La Mazda CX-5 se resiste a los
motores turbo
En un mercado donde cada vez más
camionetas reciben motores turbo, la Mazda CX-5 2018 continúa apostando por
motores atmosféricos. La gama está compuesta por las mismas opciones que la
generación actual, un 2.0 litros y un 2.5 litros de la familia SKYACTIV-G.
Mazda no ha anunciado sus especificaciones, pero seguramente aumentaron
ligeramente su potencia y redujeron sensiblemente el consumo de combustible.
Para el mercado europeo, ofrece también un motor de diésel de 2.2 litros.
Las novedades en el apartado
mecánico, como podrás notar, no se encuentran directamente en lo que está bajo
el cofre. Lo más importante lo lleva en sus entrañas. Para empezar, la rigidez
torsional aumentó un 15.5%, con lo que se consiguen reacciones más ágiles. De
igual manera, aumentó el diámetro de los pistones de los amortiguadores
delanteros, para lograr un manejo más suave y filtrar mejor las irregularidades
del camino.
La electrónica también está al
servicio de la Mazda CX-5. Cuenta con el sistema G-Vectoring Control que
conocimos hace unas semanas en el Mazda3. También ofrece el sistema de tracción
integral predictivo i-ACTIV AWD, que previene que las llantas delanteras
derrapen.
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